sábado, 13 de diciembre de 2008

Espíritu Santo Compañero por R. A. Torrey



Una de las promesas más preciosas en toda la Palabra de Dios para esta era de la Iglesia está en Juan 14.16-17: "Y yo rogaré al Padre, y él os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de la verdad, que el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Pero vosotros lo conocéis, pues habita con vosotros, y estará en vosotros."
Aquí el Espíritu Santo es presentado como otro Consolador que viene para tomar el lugar de nuestro Señor Jesús. Hasta este momento, Jesús siempre fue el amigo de sus discípulos, siempre presente para ayudarlos en cada emergencia que surgiera. Pero ahora Él se iba y sus corazones estaban llenos de consternación y Él quería decirles que mientras estuviera ausente, otro tomaría su lugar.
Mientras que Jesús esté lejos, hasta el día glorioso en que había de volver, otra persona, tan divina como Él, tan amoroso y cariñoso y fuerte para ayudar, estará a mi lado siempre, sí, habitando en mi corazón en cada momento para comulgar conmigo y ayudarme en cada emergencia que pueda posiblemente surgir.
La palabra griega que fue traducida "Consolador" en este pasaje significa mucho más que consolador. La palabra es "parakletos", que es una palabra compuesta de "para", que significa "al lado de", y "kletos", que significa "llamado". Así la palabra completa significa "alguien llamado para estar al lado de", alguien que fue llamado para tomar su parte y ayudarlo en cualquier emergencia que pudiera surgir. La idea es de un ayudante, siempre presente con su consejo y su fuerza y cualquier otra forma de ayuda que sea necesaria. ¡Que idea preciosa y maravillosa! En este pensamiento el Espíritu Santo es un amigo personal, siempre presente, está para sanar toda soledad. Si el pensamiento del Espíritu Santo como un amigo siempre presente, siempre a disposición, entra en su corazón y allí permanece, usted nunca más sentirá soledad mientras viva.