George Müller pensaba que si él, siendo un hombre pobre, y sin pedir nada a nadie sino a Dios, podía conseguir los medios suficientes para abrir y mantener una casa de huérfanos, habría un testimonio concreto de que Dios contesta las oraciones de su pueblo. Debido a la demanda de cupos, pronto se hizo evidente que sería necesario tener casas propias, construidas expresamente para tal propósito.
Como respuesta a la oración, desde el 10 de diciembre de1845, empezaron a llegar los donativos. Así fue como pronto se compraron los terrenos –a un precio muy rebajado– y se comenzó la construcción. El 18 de junio de 1849, los trescientos niños que a esa fecha eran atendidos, se fueron a su nueva casa, ubicada en el distrito de Ashley Down. Ocho años después, en noviembre de 1857, se inauguró la segunda casa, para la recepción de cuatrocientos huérfanos más. Pero eso no fue todo.
En marzo de 1862 se abrió la tercera, con capacidad para cuatrocientos cincuenta niños. En noviembre de 1868 se inauguró la cuarta, y en enero de 1870, la quinta. En total, los cinco edificios tenían una capacidad para más de 2.000 niños y niñas. No se trataba de construcciones livianas, levantadas como de emergencia, sino de piedra, muy sólidas, que fueron capaces de sortear el paso de los años.
Veinticinco años pasaron entre la construcción de la primera y la última casa, lo cual demuestra que no fue obra de un solo impulso generoso, ni de precipitación, sino de paciente espera en Dios, venciendo los obstáculos y allanando las dificultades por medio de la oración.
¡NOSOTROS TAMBIÉN ESPERAMOS PACIENTEMENTE EN DIOS POR RECURSOS PARA EL ORFANATO EN MOZAMBIQUE!
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