Hudson Taylor era un hombre que siempre llevaba responsabilidades, su carácter era intensamente práctico. Era una persona de estatura pequeña y poco robusto y siempre tenía que hacer frente a sus limitaciones físicas. Desde su juventud cuando tenía dieciséis años tenía que mantenerse, era un trabajador perseverante y un profesional médico eficiente.
Puso aprueba las promesas de Dios comprobando que “es posible vivir una vida espiritual consecuentemente sobre el mas alto nivel”.
El secreto espiritual de Hudson Taylor se resume en “apropiarse de la insondables riquezas de Cristo para satisfacer cada necesidad temporal o espiritual.
Fue salvo en su niñez, cuando por un lado él estaba leyendo la Biblia y por el otro su madre oraba intensamente por la salvación de su hijo.
Hudson Taylor encontro en Dios la satisfacción que necesitaba. Él no podía satisfacerse con nada a menos que de lo mejor, y lo mejor era la presencia de Dios, vivir sin ella era vivir sin la luz del día y trabajar sin el poder de Dios.
Desde muy joven tenía experiencias de la plena comunión con Dios.
"La frialdad del corazón es el resultado del descuido de la oración y de la meditación de las Escrituras.”
“No hay época de la vida en que haya mayor capacidad para la devoción, si el corazón se ha abierto para recibir el amor de Cristo.”
Hudson Taylor era un muchacho normal que llevaba una vida activa, era muy trabajador. Antes de ser llamado él estaba trabajando constantemente. Con el tiempo Dios le llamó para ser misionero a China. Para Hudson Taylor obedecer a Dios era algo muy practico, el empezó a prepararse físicamente, preparaba su cuerpo haciendo ejercicio, durmiendo en un colchón duro, levantándose muy de temprano, también estudiaba el idioma de China aunque tenía poco material para su estudio.
Trabajaba durante toda la semana y los domingos después de los cultos hacia obra de evangelista entendiendo que solo hay una persona que nos puede hacer pescadores, Dios.
“No se logra un carácter como el de Cristo. No se puede hacer una obra como la de Cristo sino a gran precio.”